El salto BASE es el deporte extremo más peligroso de todos. Hace tres años, en 2016, 36 deportistas murieron mientras practicaban salto BASE. Acabo de ver un par de vídeos de este tipo de saltos y estoy espeluznado. Uno, que ya tiene una edad, y que a salir a la calle lo considera ya un deporte de riesgo, se queda anonadado con los vídeos de estos jóvenes. Los del salto BASE no son los únicos, solo son los que están un poco más chiflados que el resto. Sigamos.
Luego está el parkour y el free running que a veces es downhill. Menos mal que uno aprendió inglés en el cole, que si no sería incapaz de hacer deporte. O de leerlo y disfrutarlo. El parkour al menos es francés, lo que siempre es un toque de buen gusto. Trata de aprovechar el mobiliario urbano par apegar brincos. Mis abuelos dirían que por menos de eso me hubiera llevado un par de bofetones y que me pusiera a estudiar. Pero hoy, si no te tiras de cabeza en un salto BASE tienes que andar pegando brincos y volteretas por la ciudad.
También puedes hacer el cabra extremo en el mar. Una cosa es nadar en la playa o pillar alguna olita demedio metro o si me apuras bucear para ver pececitos de colores. Pero estos bestias, no. Tienen que surfearse olas de no sé cuántos metros, descender a los otro no sé cuantos metros y a pulmón libre y nadar en mitad del océano para que las endorfinas les piquen el gustirrinín.
En el caso del surf, hay un par de majaras por ahí sueltos que se han surfeado olas de más de veinte metros. El estadounidense Garrett McNamara se surfeó una ola de 23,7 metros en Nazaré, Portugal. Fue la más grande jamás surfeada hasta el momento. Esta ola fue surfeada en la playa de Nazaré en Noviembre de 2011. Ese récord mundial de olas gigantes se mantuvo durante años, hasta que en 2017, el surfista brasileño Rodrigo Koxa surfeó una ola de 24,38 metros en la misma playa de olas de Nazaré.
Hay más deportes extremos, o de riesgo. Y quiero suponer que a ellos les compensa. Que hay algo de adicción, de adrenalida, de endorfinas, de luchar contra los elementos e invertir la gravedad que hasta que lo pruebas no puedes hablar. Por si acaso, prefiero ver sus azañas en YouTube y salir de casa temeroso de Dios.
CRÉDITOS:
De la fotografía, 30 de Julio 2011. Parkour en Tecnópolis. Fotos: Laura Szenkierman/Tecnópolis. This file is licensed under the Creative Commons Attribution 2.0 Generic license.
